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"El yoga tiene un principio, pero no un final" - Geeta Iyengar



El Yoga no es un ejercicio, es una exploración. Las asanas no son posturas

estáticas, sino un diálogo dinámico con tu cuerpo, diálogo que cambia todos

los días. El Yoga no tiene que ver con lograr un resultado como flexibilidad o

salud. El Yoga es un camino de vida para profundizar en la inteligencia de tu

cuerpo.

En cada asana buscamos algún grado de no esfuerzo dentro del esfuerzo.

Esto se consigue con el correcto alineamiento permitiendo que tu cuerpo se

soporte cada vez más en su estructura esquelética en lugar de solo esfuerzo

muscular, y también a través de un tipo de memoria somática que se adquiere

a través de la repetición.

Es siempre bueno preguntarse cada vez que te encuentres en una asana,

cuánto esfuerzo muscular puedes suprimir manteniendo la postura intacta.

Elimina el esfuerzo muscular innecesario. No permanezcas estático en el

asana, siente donde te encuentras y haz algo. Constantemente siente donde

están tus límites e intenta empujarlos gentilmente. En cada postura, busca un

mejor estado, un estado de menor esfuerzo.

Cada cuerpo es distinto. Algunos individuos siempre van a ser menos

flexibles que otros. Una menor flexibilidad no impide ser un practicante

avanzado de yoga. La flexibilidad más importante es la flexibilidad mental y

emocional. En el plano físico, lo importante es si puedes ejecutar las acciones

y alineamientos necesarios para respirar profundamente en cada asana y si

puedes ejecutarla con un esfuerzo cada vez menor.

Todos nosotros vivimos en una caja llamada cuerpo. La rigidez de nuestros

isquiotibiales es solo una de las fronteras o límites de nuestra caja. La

práctica del yoga nos permite ampliar las fronteras de nuestra caja, de modo

que podamos vivir con un poco más de libertad, con más sensación de

comodidad, como viviendo en una caja cada días más grande. Las asanas

están diseñadas para tener un efecto físico y mental, que no depende de

tu capacidad de flexión en Paschimottanasana, o de si puedes tocar tus

dedos de pie en Uttanasana.

El aspecto importante del yoga es recibir los beneficios de las asanas en

pequeñas dosis diarias durante años.

El solo contorsionismo no es yoga, tampoco lo es si practicas yoga sin

extender la inteligencia a cada parte de tu cuerpo, o si se lo realizas desprovisto de espiritualidad. Lo que hace que sea yoga, no es lo que se hace, sino cómo se hace.

Los detalles sutiles de las alineaciones de las asanas pueden ser tan numerosos

como para hacer imposible concentrarse en muchos de ellos a la vez.

Afortunadamente, esto no es necesario ni conveniente. Es perfectamente

razonable elegir ciertas alineaciones y concentrarse en ellas durante un

determinado período de sesiones prestando menos atención consciente a las

demás. Mediante la repetición y la madurez de la práctica, nuestras

células profundizan en el aprendizaje y nuestra conciencia se expande por

todo el cuerpo, muchas de las alineaciones se producen más o menos

espontáneamente o habitualmente sin pensamiento consciente.

No vayas a lo más profundo de la postura de golpe. Muévete lentamente y

gradualmente hasta tu posición más profunda. A medida que comienzas a

realizar un asana, siente el primer estadio de tensión o el límite al que hayas llegado. Realiza una pausa en ese lugar, y relájate en ese límite. Clarifica tu postura y espera a que las sensaciones de estiramiento, dolor o tensión se eliminen un poco. A continuación, vuelve a profundizar un poco más en la postura hasta que encuentres un nuevo límite. Pausa de nuevo, respira.

Repite este proceso una y otra vez hasta llegar al límite final para ese día en

particular, cuando las sensaciones de tensión ya no puedan ser liberadas con

más pausas.

Después de haber realizado todos los ajustes y acciones que conoces en una

asana, es entonces cuando comienza la práctica de esa asana. Necesitas

permanecer en la postura el tiempo necesario para suavizar y ablandar cada

uno de tus bordes. Resiste la tentación de salir de la postura cuando has

hecho todos los ajustes que sabes hacer. Mantén la posición y esperar a que la señal interna te indique que es el momento de salir de la asana. No existe la postura final. Siempre aparecen nuevos límites.

Es inútil recomendar tiempos de permanencia en cada asana. La duración

depende de tu experiencia, de tu nivel de práctica, de tu nivel de energía de

ese día, de la dificultad del asana y de tu constitución personal. 30 segundos

en Adho Mukha Svanasana puede ser suficiente para una persona y en

cambio pueden ser necesarios 5 minutos para otra persona por su

constitución. Es imposible recomendar una duración apropiada para todo el

mundo.

Permanece en cada asana, tanto tiempo como te sientas integrado, sólido,

sublime y cambia a otra postura cuando esas cualidades se desvanezcan. En

otras palabras, permanece en cada postura hasta que sientas que estás

perdiendo esas cualidades. Esto no significa que salgas rápido de una asana

porque te sea difícil o incómoda. Solo significa que no debes mantener la

postura un tiempo innecesariamente prolongado si has perdido la atención o

si no eres capaz de extender tu inteligencia en cada parte de tu cuerpo

con claridad.

A menudo se desprecia la importancia de las asanas de pie. Las asanas de

pie desarrollan fuerza y flexibilidad de las piernas y de la cadera aumentando

la movilidad pélvica. Las asanas de pie no son un ritual para principiantes, son

el método más seguro y el mejor método para desarrollar la flexibilidad de las

piernas (especialmente isquiotibiales) necesarias para las flexiones hacia

delante. Si tus isquiotibiales están rígidos, tu pelvis no puede ir hacia adelante

impidiendo las flexiones adelante.

Si intentas Padmasana con las caderas rígidas, sin rotación externa estás

pidiendo tener una lesión en tus rodillas. No debes intentar Padmasana hasta

que tengas la adecuada flexibilidad de la cadera, por ejemplo, apoyando las

rodillas en el suelo en Baddhakonasana.

Esta flexibilidad de la cadera e isquiotibiales se cultiva principalmente por la

práctica de las asanas de pie (aunque también hay otras asanas que son

útiles).

Clásicamente comenzamos cada asana hacia el lado derecho. En cada

postura en lugar de ir cambiando de una lado a otro, debes permanecer más

tiempo sobre su lado malo o menos flexible que sobre tu lado bueno. A

medida que aumenta tu inteligencia en el cuerpo, empezarás a sentir más y

mejor cual de sus dos lados está mejor en cada asana. Trata de igualar tus

dos lados. Como el Sr. Iyengar ha dicho, cuando un lado del cuerpo lo hace

mejor que el otro lado, el lado que mejor lo hace tiene que convertirse en el

gurú del otro. Si alguna parte del cuerpo está dolorido de la práctica de ayer, es bueno volver a trabajar la misma zona con la misma postura, llevándole

nueva luz. Para aprender yoga tendrás que soportar un poco de incomodidad,

no todo se puede aprender con total comodidad. Sin embargo, el objeto de la

práctica del yoga no es causar dolor, sino aliviarlo y lo más importante es

prevenir.

Incorporar buenos hábitos posturales en tus actividades cotidianas te ayudará

en tu práctica de yoga y viceversa. Cuando te sientes en una silla, si es posible

dobla tus piernas en Sukhasana o Ardha Padmasana. Sentarse con las

piernas cruzadas en una silla o en el suelo tanto como te sea posible, te

ayudará a flexibilizar tu cadera. Asegúrate de sentarte en los bordes frontales

de tus isquiones, no en la parte posterior de la pelvis, o peor aún sobre los

músculos del glúteo. Sentarse sobre tu sacro produce que tu pelvis y tu

espalda baja se redondeen, colapsando tu pecho. Alarga tu tronco frontal

cuando te sientes. Eleva el esternón hacia el cielo. Si tus pies están en el

suelo, siéntate en la parte frontal de la silla, manteniendo la curvatura cóncava

normal de tu espalda baja. Permite que tus hombros caigan naturalmente

hacia abajo, lejos de tus oídos.

No es malo usar el respaldo de la silla de apoyo si lo usas correctamente, con

las nalgas en la parte posterior de la silla manteniendo la curvatura normal de

la lordosis lumbar, en lugar de redondear la zona lumbar. Muchas sillas nos

obligan a sentarse a nivel de nuestros muslos, o peor aún, con nuestras

rodillas más altas que las caderas. Esto provoca que la pelvis se incline hacia

atrás y la espalda baja pierda su concavidad natural. Siéntese sobre una toalla

o una almohada para elevar la pelvis si es esto lo que le ocurre.

Las extensiones masajean las glándulas renales y nos energizan. Son

estimulantes emocionalmente. Las flexiones hacia delante son calmantes;

son posturas para entregarse, para postrarse. Las extensiones son posturas

de extraversión. Las flexiones son posturas de introversión.

Una vez que consiga realizar los ajustes principales y más bastos, puede

empezar a trabajar en las acciones más sutiles. A veces, una asana puede ser

demasiado desafiante para permitirle trabajar en las pequeñas acciones

individuales de cada parte del cuerpo. En este caso, es posible que necesite

usar soportes o modificar la postura para eliminar algunos de los retos y

dificultades que le permitirá trabajar en las pequeñas acciones más

concretas. Uno de los grandes regalos del Sr. Iyengar al yoga es el uso

minucioso de soportes y modificaciones de la postura. Una vez que integra

estas pequeñas acciones individuales, puede volver a la postura completa sin

apoyos y sin los problemas inherentes de la postura en su conjunto.

Saltar juntando y separando los pies es el método clásico para entrar y salir

de las posturas de pie. Si decide hacerlo, debe hacerlo con ligereza y aplomo.

Saltar ayuda a empezar y finalizar las posturas de pie simétricamente y debe

de ser experimentado para ser comprendido. Cuando salta separando las

piernas separadas, haga que la acción ocurra en la parte posterior de su

cuerpo, brazos y piernas, no con la parte frontal.

Expanda su columna vertebral en todas las posturas. No comprima la parte

frontal de su cuerpo, especialmente en las flexiones. Esto inhibe la respiración

profunda. Al igual que alarga la parte frontal del tronco, también debe alargar

la parte posterior de su cuello. No permita acortar la parte de atrás de su

cuello en cualquier asana, incluso en la extensión más profunda.

En cualquier asana, presiona contra el suelo con cualquier parte del cuerpo

que esté sobre el suelo, fusionate con el suelo. Esto incluye, por ejemplo, las

espinillas en Ustrasana y las manos y los pies en Adho Mukha Svanasana.

Tu respiración debe ser natural en la mayoría de las asanas (algunas como

Karnapidasana inevitablemente puede limitar un poco la respiración). Siempre

hay una tendencia a suspender la respiración cuando realizamos un cambio

de postura. Recuerda respirar en todas las asanas. La inspiración es el

momento para alargar la columna vertebral y la espiración es el momento

para profundizar la asana. En general, a la salida de un asana se debe inhalar.

Mantén tu sistema digestivo tan vacío como sea posible antes de cada

sesión. Es imposible recomendar el número de horas entre tu última comida y

tu práctica, porque este tiempo va a depender del tamaño de la comida y de la

rapidez de tu propio sistema digestivo.

Mantener un profundo sentido de humildad te ayudará en tu proceso de

aprendizaje del yoga. Es importante recordar que ningún camino o escuela

tiene el monopolio de la verdad.

Hay excelentes y malos practicantes en todas las escuelas de yoga. Madurez

en tu práctica significa respetar los caminos de otras personas y reconocer

sus méritos incluso reconociendo que su camino esté carente de algunos aspectos.




Este artículo es una traducción del artículo original de Bradford Hollace Priddy.

 
 
 

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Diseño_Consuelo Parga
Fotos_Vanesa Magnetto

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