HATHA YOGA. El lenguaje oculto. Símbolos, secretos y metáforas
- chandrayogaiyengar
- 14 may 2023
- 4 Min. de lectura

SALAMBA SARVANGASANA
A la inversa de Tadasana, la postura sobre los hombros es una posición invertida. Ocurre entonces una inversión funcional en el cuerpo, con la mente que, sin más elección que en la postura sobre la cabeza, sigue el mismo movimiento. Estar así con la cabeza para abajo exige también un sentido más agudo del equilibrio, un control muscular particular y una columna vertebral sólida.
No es el ancho ni la fuerza de los hombros lo que permite mantener correctamente esta postura; más bien es la flexibilidad del cuello y de la nuca. Gracias a esa flexibilidad la cabeza queda bien chata en el suelo mientras el resto del cuerpo le es perpendicular. La garganta es la sede de la testarudez. Para muchos este asana es muy difícil porque presupone desviar esa voluntad.
En esta postura sobre los hombros, la presión del peso del cuerpo hace hinchar las venas de la cabeza. Esta incomodidad obliga a la concentración mental. Así la seguridad que pensamos que hemos hallado al instante, en posición de sentado o de pie, una vez más se cuestiona cuando los pies y las piernas abandonan el suelo y la curvatura del apoyo se desplaza desde las zonas inferiores del cuerpo hacia los hombros.
Salamba sarvangasana: la postura en equilibrio sobre los hombros
Al revés, inversión, sin elección, cabeza abajo, equilibrio, control, fuerza, ancho de hombro, desviar la voluntad, elasticidad, presión, incomodidad, seguridad; sentirse cuestionado (no sabía que era tan testarudo), intentar mantener mis piernas firmes, pienso que estoy a punto de asfixiarme.
Mientras consideramos los hombros, pensamos en primer lugar en los nuestros y en todo lo que debemos cargar sobre ellos en la vida: las responsabilidades, el dolor y la pérdida. Quizá comprendamos que nuestra superficie suele empujarnos a tomar responsabilidades que no son nuestras. Pero resulta igualmente evidente que los hombros y el cuello son capaces de llevar los fardos que les son destinados.
La presión de la parte de atrás de la cabeza sobre el suelo es muy similar a la experimentada cuando, de pie, quedamos con la espalda pegada a la pared. Cuello y cabeza están comprimidos las influencias gravitacionales siempre presentes aparecen de manera más evidente. Es posible que esta inversión del peso del cuerpo (y las presiones que ella ocasiona) lleve a una toma de conciencia de las malas elecciones que hicimos en la vida.
Adoptar una posición tan desacostumbrada como esta postura puede asimilarse a recibir la advertencia de estar preparado para lo inhabitual o lo extraordinario en la vida corriente. Una vez más, la importancia de la herramienta llamada discernimiento se pone en evidencia.
Salamba Sarvangasana: la postura en equilibrio sobre los hombros
Responsabilidad, dolor y pérdida; suficiencia, la espalda contra la pared, mala elección , compresión, influencias gravitacionales, fardos, advertencia, extraordinario, discernimiento, movimiento, cambio, marchar más liviano, ayudar a alguien, estar separado por un ancho de hombro.
No se puede estar eternamente en equilibrio sobre los hombros. Mientras que usted vuelve a otra posición recuerde que la vida es movimiento, que nada dura para siempre y que algo cambia sin descanso en el cuerpo y en la mente. Al salir de Salamba Sarvangasana, concéntrese en “¿Cuál fardo puedo quitarme? ¿Cuáles fardos ya no son míos?” para poder marchar más liviano por el camino del desarrollo del yo.
Las situaciones dramáticas de la vida pueden ofrecernos la ocasión de cargar con gusto con el fardo de alguien que lo necesita y ayudarle en un momento difícil. Cuando se reflexiona sobre este asana y su significación, se comprende que no solo se necesita independencia sino interdependencia con los otros, entrando en interacción con ellos. Entonces nos damos cuenta de que solo estamos separados de ellos por un ancho hombro.
REFLEXIONES: EQUILIBRIO SOBRE LOS HOMBROS
Cuando todo va bien y la vida es agradable y confortable, los seres humanos están satisfechos con ellos mismos. Solo cuando ocurren apremios nos tomamos tiempo para sentarnos a hacer el balance de los que falta realizar para poder lograr nuestro fin. Salvo que estemos apremiados, nuestra conciencia no varía un ápice.
Los dolores de la nuca son por algo nuestro o por el hecho de que los otros se niegan a plegarse a nuestra voluntad. El abandono al asana que debemos realizar es simbólico del que debe realizar nuestra voluntad respecto del altísimo. A medida que la tensión física se afloja, el cuerpo recupera su equilibrio; de la misma manera, a medida que el ego suelta el peso que, en su suficiencia, imaginó, ya no hay fardo. A medida que nuestras convicciones
y opiniones bien firmes se dejan influir y nos damos cuenta de que no hay alto ni bajo. Así nuestra voluntad inquebrantable se encuentra socavada en su autoridad.
A esta postura a veces se la llama la vela. Hay algo que la resume a la perfección: yo sé cómo contribuir a “esclarecerme”. Que esa llama espiritual arda día y noche en el tabernáculo del corazón, lugar de encuentro de los dos mundos en los que yo debo vivir. Y que mi voluntad sea la primera ofrenda depositada en el altar de la vida misma, a fin de que, en un primer tiempo, tomar en consideración a los otros me conduzca a la aceptación y al amor.
“HATHA YOGA. El lenguaje oculto. Símbolos, secretos y metáfora” Swami Sivananda Radha, 1987
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